La pintura maya se caracterizó por el uso del color como parte fundamental de su lenguaje visual, representando temas religiosos y mitológicos en diversos espacios arquitectónicos. Los frescos de Bonampak muestran guerreros mayas en combate, mientras que los códices como el Códice Dresde, Madrid, París y Grolier registraban información histórica y ritual. La cerámica también mostraba deidades como el Dios del Maíz naciendo de una semilla.